martes, 11 de julio de 2017

La Sagra: Un Pecio en el Altiplano Granadino

Emergiendo, imponente y solitaria del altiplano granadino, surge una singular y grandiosa masa rocosa conocida como La Sagra.
Su inconfundible silueta es visible desde multitud de alineaciones montañosas de todo el sureste español. Es igual, desde las sierras de Cazorla o Filabres, Nevada, María, Estancias, Segura, Seca, Castril…, se alza señorial en el paisaje.
La montaña recuerda los restos de un viejo naufragio. Da la distintiva forma de un navío con su casco vuelto al revés, con la quilla mirando al cielo y la cubierta posada sobre el fondo marino. Y algo así viene a ser, porque este prominente monte se eleva majestuoso sobre un irreconocible lecho que mucho tiempo atrás cubrían las aguas, hoy desaparecidas: un «pecio» en el altiplano granadino.
Con sus 2.381 metros de altitud se yergue como la cima más alta al norte de Sierra Nevada en todo el sureste peninsular, sólo superada en todas las cordilleras Béticas por las grandes cumbres de la citada sierra. Es el punto culminante de la Cordillera Subbética. También, ostenta ser el pico calizo más  elevado de Andalucía. Si nos atenemos a su prominencia, únicamente es superada en todo el territorio peninsular por el Mulhacén y la Torrecilla (Cordillera Penibética), Aneto (Pirineos), Torre Cerredo (Cordillera Cantábrica) y Almanzor (Sistema Central).
Por el nombre de La Sagra se conoce tanto a la sierra como al pico que la conforma.
La sierra de La Sagra se encuentra dentro de los términos municipales de Huéscar y Puebla de Don Fadrique, en especial, tanto por extensión como por hallarse la cumbre, en el primer municipio.
Imagen. La ruta.
Algunos de los datos más relevantes de la ruta son los que a continuación se indican:
- Mapas: Mapa Topográfico Nacional de España, 1:50.000, Canal de San Clemente, Hoja 929; Mapa Topográfico Nacional de España, 1:25.000, Pico de la Sagra, Hoja 929-II.
- Itinerario: Cortijo del Collado de Abajo (1.475 m) – el Embudo – Pico de la Sagra (2.381 m) – la Pedriza – Cortijo del Collado de Abajo (1.475 m).
- Tipo de vía: Pista, senda, a campo través y pedregal.
- Longitudes:
- Tramo Cortijo del Collado de Abajo – el Embudo – Pico de la Sagra: 3.700 m.
- Tramo Pico de la Sagra – la Pedriza – Cortijo del Collado de Abajo: 4.000 m.
- Total: 7.700 m.
- Desnivel: 906 m.
- Prominencia de la montaña: 1.408 m.
- Pendientes:
- Tramo del Embudo: 65 %.
- Tramo de la Pedriza: 65 %.
- Duración:
- Ida: 2 horas y 30 minutos.
- Vuelta: 1 hora y 15 minutos.
- Total: 3 horas y 45 minutos.
- Nivel de dificultad según criterios MIDE: severidad del medio natural: 3; orientación en el itinerario: 3; dificultad en el desplazamiento: 3; cantidad de esfuerzo necesario: 3.
- Acceso: En la Puebla de Don Fadrique se toma la carretera A-317 (indicación: Santiago de la Espada y Ermita de las Santas) (sentido oeste); posteriormente, se toma la GR-9100, hasta llegar a los Collados de la Sagra (Cortijo del Collado de Abajo).
- Observaciones: Existe la posibilidad de contemplar varios ejemplares de secuoyas gigantes en la zona de La Losa, a la altura de la carretera A-4301, justo al sur del cruce con la GR-9100.
El punto de partida de la ruta es el denominado Cortijo del Collado de Abajo (1475 m).
Imagen. La Sagra. Vista de la montaña desde el Cortijo del Collado de Abajo —hacia el sur—. Está orientada en dirección suroeste-noreste.
Empezamos a caminar por un camino de tierra que se dirige hacia el sur, en dirección a la sierra (el que se observa en la imagen anterior). Éste se comunica con la carretera a través de una verja.
La aproximación a la montaña es muy cómoda aprovechando esta vía. Ésta discurre por terreno claro y de sembrados al principio, ganando porte poco a poco la vegetación, arbustos y árboles más tarde, terminando el camino en un espeso pinar. Las especies son las típicas del bosque mediterráneo: encinas, pinos, enebros, sabinas…
Imagen. La pista entre el pinar. Al fondo, la característica forma del Embudo en su parte más alta. Detrás de la zona de mayor cota de la fotografía, a la derecha, se oculta a nuestra vista la ansiada cima.
El camino a seguir siempre va a ser el que se intuye en su traza como de mayor paso o relevancia, ya que en varios lugares del trayecto aparecen derivaciones. Al llegar a un punto del recorrido con una bifurcación muy bien marcada se tomará el camino de la derecha.
Imagen. La bifurcación.
Imagen. El pinar gana en densidad: nos acercamos al Embudo. El pertinaz arbolado consigue ocupar la escarpada falda de la montaña hasta los 1.800 metros de altitud aproximadamente.
Imagen. El camino se transforma en una senda bajo el pinar.
La variedad de pino que sirve de cobijo a las inclemencias del tiempo es el pino salgareño (Pinus nigra salzmannii).
De repente se tropieza con los despojos pedregosos amontonados en la parte baja del Embudo. Los pinos dejan de brindarnos su amparo y la senda poco a poco se desvanece para convertirse en un campo a traviesa por la fuerte ladera: comienza el verdadero abordaje al casco de La Sagra.
Imagen. Iniciando el ascenso por el Embudo se levantan unos inmensos acantilados calcáreos, restos ruinosos del lecho de un antiguo mar, allá por el período Jurásico. Que de esos lodos mesozoicos vengan estos relieves cuaternarios se debe a la actual Orogenia Alpina.
Imagen. La masa de derrubios marca el camino hacia la zona más angosta del Embudo, único paso posible por esta zona, donde los abruptos e infranqueables escarpes rocosos dejan paso hacia la cresta de la sierra.
Imagen. El Embudo en su primer tramo. El terreno libre de arbolado y situado a una menor altitud es el paraje conocido como los Collados de la Sagra, lugar desde donde hemos partido.
Imagen. La vida abriéndose paso al borde del despeñadero.
Imagen. En las angosturas del Embudo.
Por este canal desaguan las bravas aguas precipitadas en parte de la ladera septentrional de La Sagra, haciendo camino en busca del río Huéscar o Bravatas, discurriendo al pie de la sierra para tributar sus aguas al río Guadalquivir.
Resulta sumamente asombroso, pensar que podríamos denominar al río conocido por los nombres de Huéscar o Bravatas, por extensión, también como Guadalquivir, y no estaríamos del todo errados, ya que estudios recientes han determinado que el nacimiento natural del gran río de Andalucía se situaría en la Fuente de los Agujeros, sita en el barranco homónimo, afluente éste del río Huéscar, en la sierra de Guillimona, perteneciente todo este conjunto al macizo de la Sierra de La Sagra. Dicho paraje podemos situarlo en la fotografía en la alineación montañosa que aparece en la zona superior-derecha. En modo alguno, esto viene a cambiar el hecho de que el nacimiento oficial del río quede ubicado en la Cañada de las Fuentes, dentro del municipio jiennense de Quesada, en la Sierra de Cazorla.
Imagen. El Embudo, algo más arriba, en su franja media-alta.
La zona conocida como el Embudo no deja de ser desde el punto de vista natural un torrente de montaña. En él se distinguen las tres grandes partes características de estos cauces: la parte alta —desde donde está tomada la instantánea—, o cuenca de recepción, en la cual se recogen las aguas torrenciales y se produce una fortísima erosión; la zona media, o canal de desagüe, lugar estrecho y profundo, con una marcada forma en sección de «V» —distinguible perfectamente en la fotografía, al perfilarse sus paredes con el verde del pinar—; la parte baja, o cono de deyección, en el cual predomina la sedimentación de todos los materiales desgajados de más arriba —correspondiéndose con el pedregal que inicia la ascensión del Embudo—.
Imagen. La parte más alta del Embudo.
Se intuye la característica forma de anfiteatro de la zona más alta del torrente. A estas alturas, las calizas jurásicas que conforman esta fracción del macizo están acompañadas por una escasa vegetación de alta montaña, como pueden ser los piornos.
Se descubre la inclinación de los estratos de calizas hacia el sureste —hacia la vertiente contraria a la del Embudo—. Éste en apariencia íntimo detalle rocoso, es un factor determinante en la existencia, forma y silueta de esta magnífica e imponente montaña.
Imagen. El Embudo visto desde la cresta de la sierra. La pendiente ronda el 60 %.
Imagen. La cresta de la sierra hacia Levante.
Una vez superado el Embudo, se coge una cómoda senda, hacia la derecha (suroeste), que conduce a lo largo de la cresta de la montaña, «por la quilla del barco hundido», hasta la mismísima cumbre.
Imagen. Fósiles de antiguas criaturas —bivalvos—, del período Jurásico, amalgamados con el antiguo barro calcáreo de un añejo mar, dando lugar a una roca caliza. Muestra recogida en la ladera septentrional de La Sagra.
Aquí tenemos la prueba irrefutable de estar moviéndonos sobre el fondo marino de un antiquísimo océano —el Mar de Tethys—, en sentido figurado: «un pecio en el altiplano granadino».
Imagen. El Pico de la Sagra a tiro de piedra.
Imagen. En la cumbre de La Sagra. Al fondo, el Parque Natural de la Sierra de Castril.
Según el Instituto Geográfico Nacional el vértice geodésico de la Sagra se encuentra a 2.381 metros sobre el nivel del mar en la ciudad de Alicante. Como puede apreciarse sobre el hito existe cierta discrepancia en referencia a la altura.
En la base de una las facetas del poste se halla una caja metálica que alberga el «Libro de Visitas» de la cima.
Se invierten unas 2 horas y 30 minutos en recorrer unos 3,7 kilómetros y salvar algo más de 900 metros de desnivel, que dista la cumbre de La Sagra del punto de partida de la ruta, los Collados de la Sagra.
Imagen. El grupo al completo posando junto al vértice. De derecha a izquierda: José Carlos, Pepe, Ana, servidor y Paco.
En el descenso se emplea 1 hora y 15 minutos en andar los 4 kilómetros que separan la cima del inicio-final de la ruta. El itinerario es el mismo, con la salvedad de la bajada, que se perpetra por la Pedriza, situada algo más al noreste que el Embudo y paralelo a éste, alcanzándola al seguir la senda que atraviesa toda la cresta.
Imagen. Un desamparado dando sus primeros y vacilantes pasos por el inicio de la Pedriza.
Alguien con una buena técnica de bajada por estos terrenos pedregosos puede cubrir el enorme desnivel existente en la Pedriza en un tiempo mínimo.
Imagen. La Pedriza vista desde arriba.
El acanalado canchal no deja de ser un depósito rocoso, un peñascal, formado en la ladera de la montaña a una elevada altura por la acción de la meteorización física (acción hielo-deshielo).
La pendiente, de enorme extensión, continua y mantenida en su ángulo, rondando el 60 %, puede hacer de la bajada una experiencia vertiginosa, e incluso divertida, no exenta de riesgos.
Imagen. Ejemplares de pino salgareño, a media ladera, recortándose contra el paisaje.

Juan Pedro Rubio

Fuentes consultadas

-          Mapa Topográfico Nacional de España
-          Mendikat: Sagra, La (2.381 m)
-          Wikipedia


miércoles, 5 de julio de 2017

XXI Feria de Minerales y Fósiles de La Unión 2017

Imagen. Cartel anunciador de la Feria.
Imagen. El antiguo mercado. Éste es el lugar de La Unión donde se celebra el evento.
La adquisición de minerales llevada a cabo este año en la Feria puede calificarse como de sumamente provechosa.
Se ha podido agrandar, en cantidad y calidad, la colección con los ejemplares mineralógicos que a continuación se indican.
Imagen. Ejemplar de categoría gema: Isabelita.
Posa con el primer mineral de su colección, regalo de su papá: una esmeralda.
Imagen. Magnífico prisma hexagonal de berilo de color verde, por tanto, variedad esmeralda. La parte superior está culminada por un ejemplar de molibdenita.

Imagen. El mismo ejemplar en otra instantánea.
Imagen. Oro. Cuarzo aurífero procedente de Rodalquilar, Níjar, Almería; del mítico filón 340.
Este era el principal objetivo de la feria de este año, puesto que se ya se ha invertido bastante tiempo en la infructuosa búsqueda de este mineral en la escombrera de esta mina.
Al apreciarlo en el estand del paisano Ángel Romero no albergué la más mínima duda en su adquisición.
Imagen. Plata. Origen: Corta Santa Matilde, Las Herrerías, Cuevas de Almanzora, Almería.
Otro de los objetivos principales cumplido. El hecho de haber colmatado la corta, la valía del propio mineral y su procedencia almeriense, hacían imperioso la adquisición de un ejemplar para la colección. Regalo de Ángel Romero a un servidor.
Imagen. Fluorita. De la mina Jaimina, Caravia, Asturias. En el interior de la masa cristalizada se pueden observar numerosas inclusiones de calcopirita y, posiblemente, cinabrio.
Imagen. Rutilo y hematites (variedad especularita).
Imagen. Esfalerita y cuarzo (variedad prasio). El hecho de que los innumerables prismas hexagonales que pueblan esta muestra estén ligeramente coloreados de verde, hace que pertenezcan a la variedad prasio.
Imagen. Detalle del ejemplar anterior. Fotografía presentada al concurso de fotografía del Grupo Mineralógico Mulhacén.
Imagen. Prehnita. Proviene de la cantera de Oficarsa, ubicada en las proximidades de Carchelejo, Cárcheles, Jaén.
Su adquisición se debe a la destrucción del yacimiento y a lo aparente del ejemplar.
Imagen. Otra perspectiva de la prehnita. En la parte inferior está acompañada de la roca encajante, ofita.
Imagen. Blenda acaramelada. Procede de la mina Las Mánforas, Áliva, Camaleño, Cantabria.
Otro de los principales objetivos cumplidos. Esta variedad de esfalerita y su lugar de origen, la mina que mejores ejemplares de esta especie mineral ha dado en el mundo, sumado, a que rocé sus instalaciones en la ascensión a Peña Vieja en los Picos de Europa, hacía su adquisición más que deseable. El toque verdoso también ayudó.
Imagen. Apatito (variedad fluorapatito). Originario de la mina de Nuestra Señora del Carmen (La Celia), Jumilla, Murcia.
Imagen. Hemimorfita.
Apuntar la curiosidad, de que el puente utilizado para el transporte del mineral extraído de la mina de la cual procede esta muestra, a pie de mina y colgante, fue el que sirvió de inspiración para la construcción del famoso puente Golden Gate, de San Francisco, en Estados Unidos.
Imagen. Pirita. Cómo no, de Navajún, La Rioja.
El complejo de maclas que presenta en la parte superior hizo que no pudiera resistirme.
Imagen. Pirolusita.
Gusta hacerse con un ejemplar autóctono de la zona donde se celebra la feria, en este caso, de Cartagena, Murcia. Los hábitos con que aparece el mineral la hacen algo más interesante.
Imagen. Actinolita, hematites (rosa de hierro), albita y magnetita. Asociación mineral originaria de las Canteras de Macael, Almería.
La diversidad mineral, la representatividad de estos minerales en el yacimiento y la proximidad geográfica, determinó su compra: una muy buena pieza.
Para finalizar, un buen propósito para el año que viene: aprender, aunque sea en su grado más básico, a fotografiar minerales. Muchas de las muestras, aquí expuestas, desmerecen por el poco oficio que al respecto tiene un servidor.
Juan Pedro Rubio

Del Saliente al Cielo

Siendo éste el primer asiento de una ruta de montaña hecho en el Blog «Desamparados», he considerado acertado dedicárselo a la montaña y a la sierra que, el que suscribe este escrito, tiene por referente: al «Saliente». Ésta fue la primera montaña en la que hice cumbre, hace ya bastantes años, allá por 1997, y fue la montaña determinante, en el hecho, de que parte de mi tiempo lo emplee en vivir y conocer la Naturaleza.
Imagen. La sierra del Saliente en su vertiente suroriental. Se destaca en la fotografía el objetivo de la ruta: el pico del «Saliente». Este macizo rocoso pertenece a una alineación montañosa de mayor envergadura, recorriendo ésta de Oeste a Este el centro-norte de la provincia de Almería, la sierra de Las Estancias.
Imagen. La ruta.
Algunos de los datos más relevantes de la ruta son los que a continuación se indican:
  • Mapas: Mapa Topográfico Nacional de España, 1:50.000, Vélez-Rubio, Hoja 974; Mapa Topográfico Nacional de España, 1:25.000, Saliente Alto, Hoja 974-III.
  • Itinerario: Santuario (1.066 m) – Cerro de la Ermita – Collado (1.147 m) – Barranco – Los Calares – Collado (1.319 m) – Saliente (1.500 m) – Collado (1.319 m) – Barranco – Collado (1.147 m) – Cerro de la Ermita – Santuario.
  • Tipo de vía: a campo través.
  • Longitud: 4.250 m. Tramo Santuario – Saliente: 2.125 m.
  • Desnivel: Santuario (1.066 m) – Saliente (1.500 m): 434 m.
  • Pendientes: Tramo Barranco – Collado (1.319 m): 42 %; subida inmediata al Saliente: 33 %.
  • Duración: 2 horas y 30 minutos. Ida: 1 hora y 30 minutos; vuelta: 1 hora.
  • Lugares de interés: Santuario de Nuestra Señora del Saliente, cueva de la Virgen y cueva del Saliente.
  • Nivel de dificultad según criterios MIDE: severidad del medio natural: 2; orientación en el itinerario: 3; dificultad en el desplazamiento: 3; cantidad de esfuerzo necesario: 2.
  • Acceso: Se inicia y finaliza la ruta en el Santuario del Saliente. Se accede a éste por la carretera AL-7100 de Albox a Chirivel, kilómetro 21.
  • Observaciones: Si se lleva algún perro es conveniente ponerle la correa en la zona de la cueva del Saliente.
Imagen. Santuario de Nuestra Señora del Buen Retiro de los Desamparados del Saliente. Este magnífico edificio, construido en el siglo XVIII sobre el Monte Roel, consta de iglesia, palacio episcopal y hospedería. Alberga la imagen de la Virgen del Saliente. Cuenta la tradición que «existen tantas puertas y ventanas como días tiene el año». A sus espaldas, recortándose en el azul del cielo, el pico del Saliente.
El Santuario del Saliente está declarado como parte del Patrimonio Histórico Español. Su Romería, celebrada cada 8 de septiembre, está acreditada como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Imagen. En la esquina posterior del Santuario, vista en esta fotografía, es donde tiene lugar el inicio y el final de la ruta.
Imagen. El inicio y el final de nuestro camino. Unos 2.125 metros en longitud y 434 metros en altura, separan el Santuario, donde nos encontramos, del pico del Saliente, mostrándose aquí más cerca del cielo y de sus nubes que de la tierra. Aunque se comienza en esta vereda, la práctica totalidad de la ruta se desarrolla a campo traviesa.
Imagen. Un vistazo al trayecto de la ruta. El orden a seguir consiste en peregrinar por esta ladera del Cerro de la Ermita en la que nos encontramos hasta ir a dar con la traza del barranco, en el cual, remontándonos por él, ganaremos el collado, continuando la ascensión por la ladera de la montaña hasta culminar en la cima del Saliente.
A los pocos metros de iniciar esta vereda deberemos de abandonarla por su izquierda, para ascender por una fuerte rampa, situada justo bajo el tendido eléctrico que cruza el barranco, dejando la rampa, unos metros más arriba, por su derecha, antes de alcanzar la torre eléctrica, buscando entonces en progresiva subida una desdibujada senda, la cual finalmente tomaremos y nos ayudará a circundar el Cerro de la Ermita, llegar al collado (1.147 m) y continuar hasta el mismo cauce del barranco.
Se aprovecha la imagen para presentar a este ejemplar de la fauna ibérica, mi pequeña desamparada: mi Jara.
Imagen. Vista de la montaña desde el collado.
En este lugar la senda queda bastante mimetizada con el entorno, por lo que hay que localizar alguno de los pocos mojones que alumbran nuestro camino.
Imagen. La Jara, entre los espartos, romeros, tomillos, pinos… y alguna que otra jara.
Imagen. Dominando la estampa el Peñón de la Chaparra, poblado notablemente por pinos en su umbría. Tras esta mole rocosa, al fondo, la sierra de Los Filabres, culminada por la Tetica. Anteponiéndose al Peñón, el Cerro de la Ermita, ya que en su ladera se construyó en 1716, por Lázaro de Martos y Roque Tendero, una ermita, la cual, años más tarde fue ampliada por el obispo de Almería D. Claudio Sanz y Torres hasta edificar el actual Santuario del Saliente. Todo apunta, y don Pedro María Fernández, experto en el tema, así lo sostiene, que este cerro es el legendario Monte Roel. A sus pies, serpenteando en busca del Mediterráneo, la rambla del Saliente.
Al alcanzar el lecho del barranco, habiendo proseguido durante un tiempo por la senda, debemos de abandonarla y comenzar a ascender siguiendo su trazado, a campo través. Este tramo, entre el barranco y el collado (1.319 m), es el de más difícil progresión de la ruta: ya que no existe camino alguno, el terreno no es fácil de pisar y la pendiente supera el 40 % en algunos trechos.
Imagen. El barranco visto desde su tramo alto. En la cima del Cerro de la Ermita se halla la cueva de la Virgen.
Se dice por estos contornos que en los años de la Guerra Civil hubo que esconder la talla de Virgen de aquellos ojos que pretendían su destrucción y desaparición. El sitio elegido fue la pequeña cueva ubicada en la cima del Monte Roel.
Imagen. Vista desde el collado, a 1.319 metros de altura. Ante nosotros el valle del Almanzora, flanqueado al sur por la sierra de Los Filabres. A la izquierda de la rambla del Saliente asoma la sierra del Madroño. En un último plano, perfilándose en el reflejo del Mar Mediterráneo, sierra Cabrera.
Imagen. Vista del collado (1.319 m). La formación montañosa perceptible por la mayor parte de la fotografía se corresponde con la parte occidental de la sierra de Las Estancias. En último término, la sierra de Los Filabres.
Imagen. Sobre el cordal de la sierra.
Este es el camino que nos resta para llegar a la cumbre, vislumbrándose ésta ante la nube. Se trata de una cuesta bastante continua, a campo través, de fácil pisar, buena orientación y magníficas perspectivas. El último trecho es algo más quebrado y de mayor pendiente.
En el lugar donde aparecen los arbustos de mayor tamaño, chaparras en concreto, es la zona en la cual se encuentra la cueva del Saliente.
Imagen. A mitad del cordal y, en las cercanías de la sima.
Precaución: el acceso a la cueva es una peligrosa sima de gran desarrollo vertical, cuya caída resultaría fatal: debe de extremarse la cautela.
Imagen. La cueva del Saliente. Esta es la entrada a las entrañas de la sierra, una red de simas, galerías y salas, horadadas por la persistencia del agua al disolver los carbonatos del período Triásico, los restos de un antiguo lecho marino millones de años atrás, dando lugar a todo tipo de caprichosas y preciosas formas subterráneas: estalactitas, estalagmitas... conformando una más de las maravillas naturales de la provincia de Almería.
Imagen. El asalto final a la cima.
La pendiente se hace más pronunciada, excede el 30 %.
Imagen. En la cumbre del Saliente. A 1.500 metros de altitud. Nos encontramos en el segundo punto de mayor altitud del término municipal de Albox, después del Morrón de Caparrós.
El lugar hace de límite administrativo entre los términos municipales de Albox y Oria.
Hemos invertido 1 hora y 30 minutos en salvar los 434 m de desnivel y los 2.125 m de longitud que median entre el Santuario y la cima de la montaña.
Acerca del origen del topónimo, «saliente», estaría dispuesto a asegurar que su uso fue temporalmente anterior en el nombramiento del relieve, y que por tanto, su designación al santuario y a la virgen es posterior, consecuencia de vincularse sus nombres a la presencia en el paraje. Cabría la posibilidad de pensar que la aplicación del término «saliente» al lugar estaría fundamentada en el hecho de que este relieve sobresale con nitidez y robustez del entorno. Cabe, también, que se deba a la salida del Sol tras este lugar, visto desde su poniente. Don Pedro María Fernández afirma que el topónimo es la consecuencia de la existencia de un manantial de aguas, ʻun saliente de aguasʼ, la actual fuente del Huerto de la Virgen; siendo cierta esta aseveración, de este enclave concreto, el nombre se hizo extensivo al paraje, y de ahí, al relieve montañoso pues, ʻla sierra del salienteʼ.
Existe bajo un montículo de piedras, próximo al vértice geodésico, a resguardo de la severidad de los fenómenos atmosféricos, un libro de «estancias», de ʻvisitas o firmasʼ, para todo aquel “desamparado” que desee dejar constancia de su presencia por estos lares.
Imagen. Mi Jara, pelo al viento, oteando el horizonte.
Imagen. Panorámica noreste. Continuando por la cresta de la sierra se halla la mayor cumbre de la sierra del Saliente, el Morrón de Caparrós, con 1.507 metros. La elevación rocosa que aparece a la derecha del Morrón, es en realidad la misma sierra que la del Saliente, allí se encuentra el pico Estancias (1.463 m), que da nombre a toda la alineación montañosa: la sierra de Las Estancias. Entre el Morrón y el vértice geodésico, se mal ve una de las montañas más bellas de la región: la Muela. A la izquierda del vértice, la sierra de Maimón. A la izquierda de ésta, la parte más oriental de la sierra de María. Mediando entre las dos grandes sierras, Estancias y María, Los Vélez.
Imagen. Panorámica sureste. Extendiéndose, entre la sierra y el mar Mediterráneo, el valle del río Almanzora. Inmenso el horizonte donde parecen unirse el azul del cielo y el resplandor de las aguas bajo el radiante Sol.
Tanto los barrancos de la vertiente norte como los de la sur, de la sierra del Saliente, aportan sus aguas a la rambla del Saliente. Ésta, es afluente de la rambla de Albox, y esta última a su vez, es tributaria del río Almanzora, que desemboca en el Mediterráneo. Por lo tanto, las aguas que precipitan en la sierra terminan, tarde o temprano, de nuevo en el mar, lugar del que partieron por mediación de la energía solar: el ciclo del agua.
Imagen. Panorámica suroeste. En la línea del horizonte la sierra de los Filabres. Delante de ésta el valle del río Almanzora. En el centro el Peñón de la Chaparra, separado del Saliente por la rambla homónima. A medio camino entre el Peñón y Filabres, la sierra de Partaloa.
Imagen. Panorámica SO/O. Puede apreciarse como la sierra de Las Estancias hace de límite entre las comarcas de Los Vélez, al norte, y del Almanzora, al sur. Detrás de Las Estancias, las sierras de Partaloa y Lúcar, a la cual pertenecen. Al fondo, Los Filabres, sobresaliendo la Tetica o Cerro Nimax. Confundiéndose con el blanco de las nubes, sobre Los Filabres, la nieve que da nombre a Sierra Nevada.
Imagen. Panorámica norte. La sierra de María. A la derecha, una parte con entidad propia dentro de esta sucesión montañosa, la sierra de Maimón. A los pies de las dos sierras, María y Las Estancias, Los Vélez.

Imagen. Asiento hecho en el libro de «estancias», sito en la cumbre.

Imagen. Mi Isabel.
Imagen. El Santuario en su entorno.
La Ermita: el inicio y el final de la ruta. Comienza el descenso de la montaña hacia el lugar de partida. Resta 1 hora.
Imagen. El barranco. En el lecho del mismo barranco, presidido por unos cipreses, el Huerto de la Virgen; el lugar en el cual, probablemente, tenga su origen el topónimo de todo el paraje, consecuencia de un nacimiento, «saliente», de aguas. En esta panorámica también puede observarse la formidable extensión que alcanza en la zona el cultivo del almendro.
Llama la atención que en un lugar como éste, de tanta relevancia social y cultural, en el que la mayoría de sus elementos poseen sus respectivos topónimos, este barranco no haya adquirido su nombre propio. No consta en los diferentes mapas, documentos e información disponible al asunto en cuestión ningún nombre para este cauce. Sin embargo, en un antiguo legajo de varios siglos de existencia, se puede leer al respecto, no sin cierto grado de imprecisión: barranco «de Redor».
A lo largo del cauce del barranco se han ido construyendo una serie de diques con el objetivo de frenar la escorrentía superficial de las aguas y la consiguiente erosión del terreno, causa de la irreparable pérdida de suelo fértil, generado en el transcurso de milenios. Aquí está el origen de uno de los principales problemas medioambientales a los que debemos de enfrentarnos por estas latitudes, y más en concreto en esta región: la desertificación.
Imagen. Almendro en flor en el Huerto de la Virgen. Tras sus blancas flores, recortándose en el azul del cielo, el pico del Saliente.
Imagen. De regreso en La Ermita.
Este término, «La Ermita», aún continúa utilizándose por los paisanos, teniendo su origen en la antigua ermita construida en el lugar, allá por 1716. Aunque al terciar el siglo XVIII se acometió la construcción del actual edificio, su antigua denominación consiguió pervivir en el acervo de las gentes.
Imagen. La Virgen del Saliente. El pequeño porte de la venerada imagen, labrada en madera de sabina en el s. XVIII, ha propiciado que popularmente se la conozca como «La Pequeñica».

Juan Pedro Rubio García

Nitro

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